
18 May Hablemos del sueño
Tal y como comentamos en el vídeo de nuestro canal, las fases del sueño son 5 y se manifiestan en ciclos de entre 90 y 110 minutos, repitiéndose entre 5 y 8 veces por noche en función de la edad. La categoría de ciclo circadiano sueño-vigilia se la gana por cumplir el estándar de las 24 horas, en caso contrario entramos en los padecidos trastornos del sueño.
Los niños y adolescentes experimentan más ciclos por la necesidad de descanso, regeneración celular y segregación de hormonas que les produce el crecimiento. Así pues vemos como pueden dormir entre 11 y 13 horas por cada ciclo circadiano, frente a las 7-8 horas de media que una persona adulta necesita para experimentar un sueño reparador.
Lo contrario a un sueño sano es la hipersomnia o somnolencia diurna, llegando a la narcolepsia, apneas del sueño, dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos con dificultad para volver a conciliar el sueño, parasomnias o conductas anormales como los terrores nocturnos, el sonambulismo o las pesadillas. Las alteraciones del ritmo sueño-vigilia como por ejemplo las que produce el jet lag, o propias por no prestar atención a unos horarios sanos también forman parte de un sueño no sano. Tenemos que tener presente que la Luna tiene la energía del descanso y el sol la de la actividad, ir en contra de este mecanismo natural solo nos va a traer consecuencias negativas.
Las persona que trabajan de noche deben reforzar aún más su salud en general por la afectación automática que van a sufrir por estos ritmos “antinaturales”.
La coherencia nos pondrá delante de las cosas más simples y asequibles para tener una buena higiene del sueño, donde como para casi todo sirve una alimentación adecuada. Lo mejor será evitar, sobre todo, cenas copiosas cargadas de azúcar, picantes o grasas. Hacer ejercicio físico equivalente al estado de cada persona, no consumir excitantes como el café, el té y/o refrescos que los contengan, ni chocolate por lo menos 6 horas antes de acostarnos también harán de su parte.
Organizar nuestros horarios e irnos a dormir entre las 22 y las 23h sería lo ideal. Si nos cuesta, le iremos ganando la batalla al reloj día a día, avanzando un hora cada noche durante una semana, esto hará que nos acostumbremos poco a poco a los nuevos horarios y que lo mantengamos.
Procurar que la habitación sea un lugar acogedor, no de trabajo ni de experiencias que podamos asociar a negativas, como por ejemplo las parejas que discuten en la habitación, no, mal vamos así. Espacio lo más diáfano posible, limpio y ventilado, ropa cómoda para el descanso y sábanas agradables. No puede faltar un buen colchón y almohada. Prestar atención a las siestas, nada que sobrepasa los 45 minutos es favorable, ya que entramos en sueño profundo y nos levantamos desorientados, con posible dolor de cabeza y el inevitable mal humor.
¿Que puede hacer la Medicina Tradicional por nuestro sueño?
Pues mucho, dado que ofrece tratamiento sea del origen que sea. Regulará la energía de nuestros meridianos ayudándonos a ser conscientes y capaces de los cambios que tenemos que realizar en nuestra higiene del sueño, así como reducir nerviosismo, tratar ansiedad, rumiación, posibles dolores que se padezcan y/o alteraciones digestivas.
Si la calidad de nuestro sueño está directamente relacionada con nuestra capacidad para pensar, creatividad, motivación y estado de ánimo en general, no nos queda otra que aplicarnos el cuento y hacer lo que tod@s debemos hacer, ¡responsabilizarnos del cambio en nuestras vidas para mejor!
Aquí os dejo dos links por si queréis estar al día sobre el sueño 😉 Uno de la Sociedad Española del Sueño y otro de la World Sleep Society.
Fdo. Ruth Frías, psicóloga y especialista en Medicina Tradicional China
Sin comentarios